viernes, 10 de abril de 2015

UNA SOCIEDAD QUE NO QUEREMOS




Todos sabemos que el negocio de la soja transgénica sin impuestos, sin límites en su avance y sin condicionamientos que le frene  está  haciendo una sociedad en el  Paraguay, que  no es la que queremos.
La Patria Sojera se ha convertido en el verdadero poder económico en la producción  y, como consecuencia, el que más influye en la política en la justicia e incluso en la futura soberanía del Paraguay e incluso en el futuro de nuestra naturaleza.
Este poder sojero  no comenzó la terrible deforestación en nuestro país, pero  es  el que más hectáreas de bosque está haciendo desaparecer.
Con sus fumigaciones y la falta de cortinas vegetales defensoras del entorno humano daña a salud y hace aumentar el número de malformaciones genéticas, cánceres, problemas de la piel, etc…
Apenas da trabajo pues está mayormente mecanizado.
Se  niega a pagar impuestos por sus grandes ganancias   y por otra parte no da valor agregado a la soja, con lo que priva al Paraguay de la creación de nuevas fábricas con los consiguientes   nuevos empleos.
Es el rubro que más gana, pero el que menos distribuye sus riquezas, en la sociedad.  En la macroeconomía es el rey. La pobreza en la microeconomía no parece interesarle.
Con la ayuda y desidia de los gobiernos de turno ha llenado zonas del país de empresarios extranjeros con plata, cantidad  y poder suficientes para un día provocar  una unión con el Brasil, desmembrándose del Paraguay.
Y, cuando las organizaciones populares han querido influir para que  eso cambie las amenazas o realidades de los tractorazos de los sojeros y su influencia ante el gobierno han podido más. Nunca la policía apareció para disuadirlos por la fuerza como hacen  con las protestas campesinas.
La sociedad que está construyendo la soja no la queremos porque es en beneficio de pocos, anti solidaria, destroza  la soberanía paraguaya y es injusta.

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