lunes, 2 de febrero de 2015

"¿POR QUÉ LAS NIÑAS SOMOS TRABAJADORAS SEXUALES?"


Fue la pregunta más dura que una niña le hizo llorando  mientras abrazaba al Papa Francisco en Filipinas. Y en abrazo en público se unieron las lágrimas de Francisco con las de  la  niña. Unos diarios se olvidaron de poner a lo del trabajo el adjetivo “sexual”.  Otros hablaron de violación en general.
En Filipinas, como en muchas naciones, las niñas son objetos de comercio sexual para atraer turistas. Y Paraguay no se libra de esta maldición.
Cuando fue el último mundial, encontré datos en un artículo, de los ofrecimientos y reclutamientos en  nuestra frontera de jóvenes para prostíbulos del  Brasil. Lo denuncié. Después del mundial, no sé que se haya hecho ningún estudio sobre este problema social. Me interesaría saber algo.
Este es el rostro más nefasto del turismo. Inclusive hay agencias que con el boleto del avión ya venden los servicios sexuales de estas chicas. Desgraciadamente este negocio abarca también a niñas  de pocos años. Hay degenerados para todo.
Perdonen que hable con esta claridad. Pero es necesario que se conozca toda la verdad para defensa de las mismas jóvenes y niñas que son las víctimas.
Si se fijan  encontrarán noticias de padres y madres que hablan de su hija desaparecida. Estos robos de seres humanos es la manera moderna de proveerse, no de trabajadoras sexuales, sino de verdaderas esclavas sociales en la trata de blancas, uno de los negocios más rentables a nivel internacional. Desgraciadamente personas con aspectos honrados tienen plata invertida en él.
Sé de grupos humanos y de cristianos que acompañan a estos trabajadores sexuales. Con todo respeto les ayudan en diversos aspectos. También sé en el Paraguay de otros que  hacen todo lo contrario: engañarlas para comerciar con su cuerpo. Existen  leyes a este respecto que ni se conocen ni se cumplen todavía.
El artículo de mañana martes será “Viviendas para inundados en Itaugua”.

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