lunes, 16 de febrero de 2015

NO BASTA CUMPLIR, HAY QUE APASIONARSE


Cuando se quiere saber cuántos católicos existen en una ciudad o pueblo, generalmente se cuentan las personas que asisten al cumplimiento de participar en la misa los domingos. Es una estadística fácil de hacer, pero que no refleja la realidad.
Ser cristiano católico no es ir a misa ni simplemente  purificarse interiormente y mostrarlo  con  una conducta moral digna. Ser cristiano no es participar de algún rito litúrgico o sacramento o fiesta patronal.
 Ser cristiano católico es estar apasionado por la causa de Jesús y por lo tanto con Él, de modo que así lleguemos hasta Dios.
Y esta causa de Jesús, revelada por Dios a Jesús, es lo que  llamamos el Reino de Dios. En lenguaje popular: el deseo que Dios tiene de que en la tierra sus hijos todos, los  seres humanos, vivamos felices, como antesala del cielo que nos espera en la compañía de Dios.
Ser cristiano está lleno de la pasión por una persona, Jesús, que nos lleva hasta Dios. Y con ello  por la  causa de Dios, su Reino, cuya realización en la tierra nos  ha encomendado.
La persona de Jesús tal como aparece en los evangelios, vista con la vida creyente de las primeras comunidades cristianas, es apasionante. Y en cuanto a  nuestro  descubrimiento por la Fe de Dios, es grandiosamente apasionante.
Es  el modelo de las primeras comunidades cristianas que fue  totalmente revolucionario en  sus ideas y en su realización. Quiero ahora insistir en su contenido.
Andamos continuamente denunciando lo mal que anda nuestra sociedad.  El karaku del Reino de Dios es la  solidaridad, amor al  otro y respeto por su individualidad. Y Dios ha puesto en nuestras manos el hacer esto realidad.
Y, es curioso cómo este modelo de las primeras comunidades cristianas  fue inspirador para los grandes clásicos del socialismo.
El articulo de mañana “Exportamos carne, tenemos Pueblo desnutrido”.

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