lunes, 1 de diciembre de 2014

¿ENTUSIASMA EL PROYECTO DE HUMANIZAR LA VIDA?


A los cristianos se  nos acusa de  vivir al margen de la vida. Por sospechar esto algunos, muchos, nos abandonan y buscan otros caminos.
También ocurre que cuando una comunidad cristiana o algunos de los cristianos importantes por su cargo o por su compromiso con la vida, se comprometen a vivir  radicalmente el Reino de Dios, “felicidad verdadera para todos los habitantes de la Tierra, sean quienes sean”, las autoridades, sobre todo, los acusan de meterse en política y de ser contreras o zurdos.
¿En qué quedamos entonces?
Ciertamente existe en la sociedad moderna una gran dosis de indiferencia, de egoísmo larvado o explícito, de un individualismo que encierra a  nuestros hombres y mujeres, en un modo de vivir lejos de todo lo que moleste o de todo aquello que nos vaya a exigir  nuestra presencia para remediarlo.
Por todo esto, quiero dar hoy mi testimonio, que es ciertamente fuerte: “Hasta que cada uno  que se dice  cristianos no viva y  no se comprometa y no se entusiasme por lograr que todos los hombres y mujeres del mundo vivan todos en condiciones dignas de vida, no puede llamarse cristiano”
De aquí saco dos consecuencias.
La primera que los cristianos seremos pocos. Jesús de Nazaret ya lo sabía y no explicó cómo deberíamos ser levadura que fermentara la masa.
La segunda, que esto de ser cristiano no nos da el privilegio de ser los únicos comprometidos en humanizar la vida. Nos vamos a encontrar otros muchos que con otro tipo de creencias  o con ninguna, hacen lo mismo. Y tenemos que unirnos todos los que siendo diversos tenemos el mismo objetivo en nuestras vidas de hacer felices humanamente a los demás.
¿Entusiasma el proyecto de humanizar la vida?
Me parece que para muchos no. Pero, para los que asumimos este compromiso, experimentamos la alegría de hacer avanzar este mundo con tantos problemas.

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