martes, 21 de octubre de 2014

AUNQUE ESTAMOS PEOR, TENEMOS ESPERANZA



Y, porque tenemos Esperanza, denunciamos y luchamos por un Paraguay distinto.
Que las cosas marchan muy mal es fácil de denunciarlo. Sin medicamentos, aun los esenciales, ponerse enfermo  es casi morir  o quedar desahuciado de por vida. La educación es de la peor calidad. Se excusa el Presidente de que no tiene  plata Hacienda, pero tampoco se decide a ponerles impuestos a los sojeros. Es su clase social, a la que está sometido. El resultado es que tenemos ahora uno de los gobiernos más anti sociales de la transición.
Antes la deuda externa era muy pequeña. Con Cartes casi se triplica. Y este mal no puede dañar  por treinta o cuarenta años.
Señalo algunos datos solamente. Reunámonos en grupos y hagamos el recuento de todos los males  y quedaremos asustados.
Nuestro problema actual no es como denunciarlo, que es fácil. Si no detenerlo.
Por vergüenza tendrían estos tres poderes personificados que abandonarlo. Pero, ¿cómo hacérsela sentir si ese sentimiento no existe  en ellos? ¿Con un millón de paraguayos en la calle gritando que “se vayan todos”?.
Ejecutivo con sus ministros, Corte Suprema con todo el aparato judicial, senadores y diputados en un 80% son culpables de prevaricación, robo, mal desempeño de funciones etc.… Pero, ¿ cómo van a ser condenados si todos estos corruptos forman una barrera que impide que jurídicamente vayan a la cárcel?.
Queda una huelga general indefinida hasta que  caigan todas las cabezas y sean imputadas de delitos. Es una medida de desesperación que arruinaría a un país empobrecido como el  nuestro, pero que lo colocaría al comienzo de un camino  nuevo. Comenzamos una huelga semejante el 26 de marzo y nos engañaron unos gobernantes y nos traicionaron otros sindicalistas.
Escribir así el actual gobierno lo va a considerar punible como terrorismo. Y se equivocan. El terrorismo ya lo comenzaron las autoridades con estos males y se llama terrorismo de estado.


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