lunes, 22 de septiembre de 2014

LA SUMA DE GENERACIONES PERDIDAS






Es la suma de jóvenes que nunca encontraron un puesto en la vida y que año tras años  van entrando en un pozo del que ya no salen.
Unos pocos pertenecen a los Pueblos indígenas, que cada vez más privados de sus tierras ancestrales desaparecen en una oscuridad de la que poco o nada sabemos.
Unos muchos son hijos de campesinos, que seguirán viviendo colgados de una economía familiar de subsistencia, hasta que las fumigaciones los expulsen con varios millones en la mano que no les durarán dos años. Luego, sus destinos son los bañados o asentamientos.
Y un número cada vez más grande vive en las ciudades. Los ricos no tendrán problemas mientras sus padres  vivan. Los de la clase media verán despavoridos que cada vez en sus casas se vive peor. Los pobres irán hacia más miseria y de allí en adelante  poco sabremos de ellos. En Tacumbú son la población predominante.
Si cada  paraguayo o paraguaya es como un motor  que trabajando daría luz y fuerza, este millón o más de ciudadanos, sin posibilidad de ganarse el pan de cada día, son motores apagados y estropeados. Vivimos en un Paraguay de mayoría oscuridad laboral
 Con  el panorama dicho, no me extraña que  nuestro riquísimo Paraguay esté a la altura económica del pobrísimo Haití.
¿Solución?
Una abrupta: huir al extranjero para enriquecer a otros países que les dará ocasión de trabajo. Es una escapatoria que se paga caro abriendo un camino difícil, pero sus hijos vivirán bien.
Otra  falsa y frecuente: afiliarse a uno de los dos partidos que le dará el título triste de planillero. Vivirá robando al común lo que no ha ganado. Y ese partido seguirá en el  poder.
El actual presidente está preferenciando a los que ya mucho tienen. El es uno de ellos.
Y no conozco   ninguna Política Pública que se ocupe de esa suma de generaciones perdidas.

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