lunes, 8 de julio de 2013

BUSCANDO LA HUELLA DE DIOS



Pareciera que Dios ya no interesara. Tal vez, por haber metido al Dios de Jesús en el mundo de las religiones, que  a muchos aburre o rechazan.

Al ser estas expresiones  de creencias  vividas por seres humanos organizados, con sus valores y sus fallos, muchas personas  fijándose exclusivamente en ellos,  dejaron a Dios de lado.

 Hoy  me atrevo a presentar, con expresiones   sencillas, un tema profundo del filósofo Xavier Zubiri.

Para Zubiri Dios tiene que ser tratado como el primer problema  y no como uno más  de los muchos que encontramos.

Dios es para nosotros un problema   que tiene relación directa con el fundamento del ser humano en su hacerse persona.

Por eso, también,  la respuesta que solemos dar de aceptarlo o negarlo, de ser creyente, agnóstico o ateo, no es radical.

En nombre de la radicalidad, lo que está en juego no es si acepto que Dios exista o no, sino  de la relación directa que tendría con el ser humano  en su hacerse persona.

Para responderlo Zubiri insiste  en el camino de la “experiencia”. Y esta  experiencia de Dios  se realiza en la  experiencia más radical. “Dios es trascendente en las cosas no a las cosas”. En este sentido, el ser humano es experiencia de Dios, lo que significa que Dios no es algo externo a lo que ha de llegar, sino que lo descubrimos  en el núcleo fundamental del ser viviente.

Recordando la religión hindú, existe en ella una frase que va en este sentido. “Yo no soy dos (la divinidad y yo), pero tampoco soy uno (panteísmo)”.  Como escribió Zubiri: “Dios es trascendente en las cosas”. Antes lo había escrito San Agustín: Dios es lo más íntimo de lo más íntimo que yo tengo.

Sólo he pretendido sugerirle con estas líneas  que no pase superficialmente sobre el tema Dios. Hay mucho que reflexionar en el.

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