viernes, 10 de agosto de 2012

SER DROGADICTO CON DIGNIDAD


Los veo a mi alrededor huidizos, sintiéndose despreciados a temidos, delgados, con la vida destrozada, echados de sus casas, temidos por sus robos. Todos  los que no lo son  suponiendo los problemas de que tienen, pero poco echándoles una mano. Y, por supuesto, recibiendo molestias o robos de ellos. 

En una palabra muy golpeados por la vida  y haciendo sufrir mucho a los que les rodean comenzando por sus familias. Como cristiano me veo obligado a ser un replanteamiento de tanta desgracia. En ese ambiente no hay la felicidad que Dios quiere para todos.  Hay que abrir una puerta para que la encuentren y  encontremos todos con ellos.
 
Ante todo, el usuario de la droga es un enfermo. Como lo es el que fuma  y tiene los pulmones rotos o el borracho con el hígado destrozado. Enfermo voluntario, aunque se haya entrado en esta  enfermedad por causas dela vida muy difíciles que los superaron.

Mi pregunta es, ¿podrá vivir dignamente, como  puede vivir el enfermo desahuciado y pasar sus últimos años o días  siendo respetado y respetando a los demás?.

Mi respuesta es  que esto debe de ser así. Es ser humano como yo. Es hijo y creatura de un Dios que los quiere como a mí. Otro día seguimos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario