miércoles, 4 de agosto de 2010

NUESTROS AMIGOS HIPOACÚSICOS


El sordo es una persona diferente porque su lengua natural es el lenguaje de señas, una lengua completa y muy rica. A nivel internacional se les considera como una minoría lingüística y cultural. Existe la Federación Mundial de sordos, hipoacúsicos, con 70 millones de afiliados y es miembro de las Naciones Unidas.

En Paraguay tenemos la Sociedad Paraguaya de sordos con casi dos años de existencia. Solamente hay una escuela pública para ellos y varias privadas. Estoy relacionado con una en Filadelfia, donde tiene la suerte de estar una chica del Bañado Sur. No existe en el Paraguay una estadística de cuantos sordos tenemos.

Hasta aquí los datos necesarios para reflexionar.


Dos cosas necesitamos en nuestro país respecto a estos compañeros hipoacúsicos. La primera es lograr que el sordo reciba una educación adecuada a su condición línguística. De no conseguirlo, sufre un retraso mental que puede llegar al 30%. La segunda es aun peor: como con tantos compatriotas diferentes, su situación no preocupa ni al Estado ni a los particulares. Y solamente sus familias luchan para que tengan una vida digna.

Me escribía un señor con dos hijos hipoacúsicos, “el sordo es uno de los seres diferentes más marginados. Son los silentes, los ignorados y siendo normales e inteligentes, los discapacitados por el solo hecho de no permitírseles aprender su propia lengua de señas”

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