martes, 11 de mayo de 2010

PEDIMOS UNA INVESTIGACIÓN A FONDO


Librado es el padre y trabaja en Ciudad del Este por un salario mensual de 600.000 guaraníes. Olga su mujer no pudo hacerse los análisis prenatales por estar el hospital lejano. Miguel, el hijo, nació el 3 de mayo de este año, en la casa de sus abuelos maternos en la comunidad La Victoria de Canindeyú.

Miguel Bogado Aguilera vino a la vida con una malformación congénita: un defecto de la pared abdominal que deja expuestas todas las vísceras. Su nombre técnico es “gastroquisis”

La Victoria está al lado de una plantación de soja transgénica de 5.000 hectáreas y ha sufrido desde hace años los impactos de la aplicación constante de agrotóxicos. En el año 2.008, según una encuesta realizada por BASE IS unas 75 personas presentaban síntomas de intoxicación.

Ayer lunes a la siesta falleció Miguel Bogado Aguilera en el Hospital Central de Itaugua, donde los médicos luchaban por salvarle la vida.


Estos son los hechos. Queda lo principal y necesario: que se investigue el nexo que puede tener las muertes y enfermedades que durante años han sido descubiertas en campesinos que viven cerca de los sojales transgénicos. Una vida humana vale más que el negocio de un sojero por millonario que sea. Y existe una probabilidad casi cierta de que la muerte de este niño paraguayo se deba a la utilización indiscriminada de agrotóxicos.

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